El Aquarium Finisterrae de La Coruña abre sus puertas a los secretos del mar.
Pirelli Cables y Sistemas estuvo presente en uno de los más importantes proyectos de divulgación científica que se ha llevado a cabo en España.
Situado a los pies de la Torre de Hércules, el legendario faro romano símbolo de La Coruña, el Aquarium Finisterrae o Casa de los Peces constituye uno de los más originales centros de educación ambiental existentes en el mundo. La Casa de los Peces, inaugurada el pasado mes de junio, rompe con la tendencia meramente contemplativa de los acuarios actuales y mete al visitante en el mar, pero en un mar cercano, el de la propia costa gallega.
Aquí los protagonistas son las especies más comunes, las que se encuentran a diario en el mercado: congrio, merluza, bacalao, anchoa, percebe… Vivas y en su ambiente. Junto a ellas otras especies más llamativas y unas impresionantes instalaciones en las cuales primó sobre todo el concepto de interactividad con el público. El ingenio y la inversión tecnológica que se llevó a cabo en este centro despertaron el interés de nuestra antigua revista. A continuación ofrecemos los aspectos más importantes de este singular proyecto, en cuya instalación eléctrica el cable Afumex fue el verdadero protagonista.
El proyecto se inscribió en el conjunto de centros de divulgación científica que el Ayuntamiento de La Coruña vino creando desde mediados de los años ochenta. En 1985 abrió sus puertas la Casa de las Ciencias, un centro interactivo cuyo propósito era familiarizar a los ciudadanos con los avances científicos de una manera lúdica. Este centro tuvo su continuación en 1995, cuando vio la luz Domus, también conocido como Casa del Hombre, un espacio dedicado específicamente al conocimiento del ser humano, como individuo y como especie.
Con una inversión cercana a los 2.200 millones de pesetas, el Aquarium Finisterrae convirtió a La Coruña en la ciudad española con mayor oferta cultural en el campo de la divulgación científica. En esta ocasión el objetivo era la educación ambiental, centrada en los ecosistemas marinos. El Aquarium pretendía cumplir esta vocación didáctica de una forma entretenida y vistosa, suscitando en el visitante la curiosidad y despertándole a la vez la necesidad de preservar el mar. El acuario coruñés se alejaba por eso de la mayor parte de los acuarios existentes, centrados casi siempre en lograr la mayor espectacularidad posible sin profundizar en el conocimiento integral de los ecosistemas marinos más cercanos.
Para ello no se escatimaron medios. Sobre una superficie total construida o reformada de 5.300 metros cuadrados, la Casa de los Peces alberga en su máxima capacidad hasta 20 millones de litros en varias piscinas (entre ellas una, en la que se reproducen las mareas, que puede albergar entre 2,3 y 9 millones de litros). Estas cifras suponen un importante avance respecto al resto de los acuarios, ya que el primer puesto en aquel momento lo ostentaba el acuario de Monterrey (EE.UU) con casi siete millones. En total están a la vista en torno a un centenar de especies de peces, unas 180 de invertebrados y casi un centenar de plantas marinas, aunque el número real, dada la prevista colonización incontrolada que realizaron otras especies, aumentó esta cifra continuamente.
Ubicación e instalaciones
Como si de una venganza ecológica se tratase, el Aquarium se levantó en el mismo entorno en el que zozobró en 1992 el Mar Egeo, un petrolero que vertió sobre estas costas gallegas 80.000 toneladas de crudo. Anteriormente, otro petrolero, el Urquiola, se hundió en 1976 esparciendo en esas mismas costas más de 100.000 toneladas. El Ayuntamiento de La Coruña quiso expresar su preocupación por este tipo de catástrofes escogiendo ese lugar como emplazamiento para levantar la Casa de los Peces.
El centro se adentra suave pero literalmente en el enfurecido mar que gobierna la costa coruñesa, en el mismo lugar donde se situó la antigua cetárea de As Lagoas. La personalidad del emplazamiento llevó a sus creadores a desechar la idea de construir un edificio con demasiado protagonismo para no alterar el paisaje, antes al contrario se confunde en él como si de un animal camuflado se tratase. Las vistas desde el paseo marítimo de la ciudad son la prueba de la coexistencia pacífica con el mar. Así, la fachada sur lleva un revestimiento de granito silvestre similar al de la Torre de Hércules. El único elemento con pretensiones de espectacularidad es un chorro de agua de 50 metros de altura situado en pleno mar entre las rocas en las que se instala el acuario.
En el recinto se diferencian dos grandes zonas. Por un lado, el edificio donde se encuentran las salas de exposición permanente y de exposiciones temporales, así como los servicios (administración, salas de cuarentena y aclimatación, cafetería, tienda, etc.). En este edificio se localiza la sala denominada Maremagnum, en la que se inicia el recorrido de la muestra y que consta de 80 módulos interactivos de divulgación. El elemento más llamativo de esta gran sala son sus seis grandes peceras, que ocupan todo un lateral y representan seis ecosistemas gallegos: plataforma continental, banco de algas, batea, bajamar, pleamar y vida costera. Unas gradas permiten contemplarlos tranquilamente y varios ordenadores consultar curiosidades.
Por otro lado se diferencia la zona de las áreas abiertas, en la que existen tres piscinas exteriores: El Jardín de los Pulpos u Octopus Garden (llamada así por una canción de los Beatles), un escenario surrealista compuesto por medio millón de litros de agua donde nadan pulpos de todo tipo y tamaño; el Piscinarium, con 5,5 millones de litros y siete metros de profundidad, que aloja mamíferos marinos y animales recuperados de las redes. Y, por fin, el Paraíso Marino, la piscina intermareal abierta al océano por unas compuertas y que constituye uno de los elementos más singulares del acuario.
Bajo el mar
Con todo, lo más espectacular es un tercer edificio que alberga la Nautilus (nombrada así en homenaje a Julio Verne), una gran sala de 2.300 metros cuadrados envuelta por una gigantesca piscina de 4,4 millones de litros. La panorámica resultante proporciona la sensación de encontrarse en el mar, dentro de un submarino. Los animales exhibidos aquí son los de mayor tamañ0, como caballas, tortugas, morenas y tiburones.
Otros puntos de interés de la Casa de Los Peces son la Sala Humbold, de exposiciones temporales, el Jardín Botánico, un recorrido «vegetal» por las piscinas exteriores; el itinerario geológico o la propia terraza de observación, con vistas al mar.
Materiales
Todo este aspecto divulgativo y de observación hizo que la elección de los materiales claves fuera especialmente importante. Así, junto al granito que logró una integración total con el paisaje, se utilizó metacrilato de última generación (de unos 15 cm. de espesor en las grandes peceras y de 65 en la Sala Nautilus) en lugar de vidrio, ya que este material no produce distorsiones ópticas; no cambia de color con el tiempo y puede volverse a pulir para eliminar los arañazos de su superficie. La empresa encargada de su fabricación utilizó un sistema de soldadura entre los diferentes trozos prácticamente invisible. Además se cuidaron especialmente algunos aspectos del interior del museo que permiten mejorar la impresión del visitante como la iluminación y los decorados.
Iluminación
La originalidad de algunas de las salas de este complejo hizo que la iluminación sea cuidadosamente diseñada. La mayoría de los acuarios del museo disponen de iluminación natural porque es lo más indicado para el crecimiento de muchos organismos marinos. Además, según Jordi Indiano, responsable técnico de la Casa de los Peces, «esto es lo mejor para los peces y contribuye a reducir su estrés«.
No obstante, es necesario complementar esta iluminación con luz artificial para compensar la falta ocasional de luz y para destacar determinados rincones. Para ello se ha recurrido a un sistema automático programable, con células fotoeléctricas, que en función de la intensidad de la luz natural calcula y gradúa la artificial. En la Sala Nautilus la iluminación es completamente artificial, pero para proporcionar a los animales una mayor sensación de naturalidad se ha reproducido el recorrido del Sol, de forma que la fuente de iluminación irá cambiando de posición a lo largo del día. Un sistema informático permite regular este proceso y realizar también espectáculos de música con iluminación.
La instalación eléctrica
La construcción del Aquarium Finisterrae supuso llevar a cabo una instalación eléctrica con las habituales garantías que exige un local de gran concurrencia pública, con el añadido de realizar parte de esa instalación eléctrica en lugares que se encuentran en contacto con grandes cantidades de agua salada. Los trabajos fueron realizados por la empresa coruñesa Kavea, una compañía especializada en grandes instalaciones eléctricas, tanto en exterior como en interior. Kavea compagina esta actividad con el diseño de sistemas de fontanería y calefacción y está especializada también en la instalación de servicios de vigilancia y seguridad en comunidades de propietarios.
Kavea diseñó un sistema de alimentación por medio de un centro de seccionamiento en media tensión insertado en el bucle de distribución de la compañía suministradora (Unión Fenosa), que es de 15 kV. Esto permite disponer de una doble línea de acometida a través de las celdas de entrada/salida. En una posición inferior del centro de seccionamiento se instaló un centro de transformación para uso exclusivo del acuario con una potencia de 1.000 kVA. La máquina transformadora es de aislamiento seco y bajas pérdidas. La potencia total instalada en el complejo es aproximadamente de unos 550 kW, lo que permitía futuras ampliaciones del acuario en lo que a infraestructura eléctrica se refiere.
El éxito del trabajo realizado por Kavea, que contactó previamente con otros importantes acuarios, radica sobre todo en el hecho de haber diseñado una instalación que apenas aparece en locales sumergidos. En general, casi no existe ninguna instalación submarina. Toda ella se realizó con una concepción estanca que evite filtraciones y condensaciones. El alumbrado de los acuarios se realizó por encima de la cota del agua (cenital), combinándose en algunos casos con la luz natural que entra por los lucernarios. Toda la instalación eléctrica se alejó lo máximo posible de la superficie del agua, que además es salada y tiene un índice de corrosión más grande. Con ello se busca la seguridad tanto de la instalación como de las personas que, casi a diario, trabajan en las piscinas.
La práctica totalidad de las zonas de bombeo se realizó en salas que se pueden considerar secas (estancas), a excepción de algunas bombas sumergibles de pozos de achique y una gran bomba de 91 kW que se utiliza para un geyser decorativo de 50 metros de altura situado dentro del mar. No obstante, estas salas de bombeo, aunque secas, precisaron de una especial construcción para evitar humedades, salpicaduras e incluso inundaciones. El aspecto de la canalización eléctrica a esas salas de bombeo se resolvió mediante la instalación de cable subacuático dentro de tuberías de polietileno para lograr una mayor protección.
Por otra parte, y al ser un local de pública concurrencia, el Aquarium Finisterrae, cuenta con un generador propio que facilita corriente eléctrica ante un fallo del suministro principal. Además de para el alumbrado, se instaló un grupo electrógeno de 500 kVA que es suficiente para mantener los servicios básicos de filtrado y conservar en perfectas condiciones biológicas a los peces. Esto permite al acuario seguir funcionando perfectamente. Además de ese grupo electrógeno, el sistema de seguridad del complejo dispone de un alumbrado de emergencia a base de equipos autónomos de baterías en todas las dependencias, pasillos, vestíbulos y salas de exposición.
Fue precisamente el aspecto de la seguridad lo que motivó la utilización del cable Afumex en la instalación eléctrica. La dirección técnica del proyecto se decantó por este tipo de cable dado el aislamiento libre de halógenos con que están confeccionados. Esto hace que en caso de incendio la emisión de humos se reduzca considerablemente. Esa misma garantía fue lo que determinó la utilización de bandejas de bajo contenido de halógenos para los circuitos próximos a las zonas de los acuarios y en algunas cajas de conexión se alcanza el nivel cero halógenos.
Respecto al centro de control de todo el complejo, Kavea realizó una infraestructura realmente ambiciosa. Se monitorizó toda la instalación de forma que, a través de un ordenador, se pueda observar mediante displays cómo están funcionando todos los servicios. Así, un solo técnico puede comprobar con este sistema la instalación, el estado de las bombas, los niveles de los distintos depósitos, la cota de la marea a tiempo real o las distintas lecturas que existen del agua (su índice de sal, el oxígeno disuelto y el flujo existente). Posteriormente la monitorización ha ido ampliándose y alcanzando a partes más técnicas como válvulas y otros conductos.
Ficha técnica
- Obra: NECSO (Entrecanales y Cubiertas)
- Promueve: Ayuntamiento de La Coruña
- Ingeniería: AEPO, S.A Ingenieros Consultores
- Ingeniería museística: Ingeniería Cultural de Barcelona
- Empresa instaladora: Kavea