La instalación eléctrica fue realizada con cables Afumex de Pirelli.
En ocasiones, por muy impresionantes que resulten los grandes proyectos y las grandes cifras, son las obras e instalaciones de uso cotidiano las verdaderamente importantes para el ciudadano. Sensibilizados por esta cuestión, la sección «Afumex» de Pirelli Club quiere acercarnos en esta ocasión al desarrollo de un proyecto llevado a cabo en la pequeña localidad valenciana de La Pobla de Vallbona. Allí se está construyendo un funcional Pabellón Municipal de Deportes para cubrir las necesidades que tenía el vecindario. Nos adentraremos en las particularidades que tiene la instalación eléctrica de un edificio de estas características, en el que aspectos como la iluminación o la seguridad resultan fundamentales.
El Pabellón
La construcción del Pabellón Municipal de Deportes de La Puebla de Vallbona es un ejemplo de esas obras de marcado carácter social que acometen los ayuntamientos.
Es bien sabido que la práctica del deporte supone cosas muy distintas en una pequeña localidad y en una gran cuidad. En los pueblos el deporte es algo más que mero ejercicio físico. Es confraternizar con el vecindario, es un nexo de unión para el pueblo, es divertirse, y por supuesto, es también mantenerse en forma.
La Puebla de Vallbona sufría la carencia de instalaciones deportivas que permitiesen a la comunidad practicar sus deportes preferidos en cualquier época del año. Por eso se inició el proyecto de construcción de un polideportivo. Tras un año de obras, en diciembre de 1998 se inauguró el nuevo pabellón de deportes.
En las instalaciones se puede practicar baloncesto, balonmano, fútbol sala, voleibol y casi todos los deportes de los denominados de sala. Además está dotado de gradas para el público con una capacidad de casi tres mil personas, de tal manera que puedan celebrarse allí competiciones y exhibiciones de todo tipo. Consta de una cancha para albergar tres pistas longitudinales y una transversal, ocho vestuarios, dos de ellos para árbitros, varios almacenes, una enfermería y dos salas de usos múltiples.
Aunque ésta sea una obra de carácter local, no se escatimaron medios para ofrecer un resultado final en donde la tecnología y la calidad son los rasgos más llamativos. El ejemplo más claro de esta afirmación podemos verlo en la instalación eléctrica que se llevó adelante.
La instalación eléctrica del polideportivo de La Puebla de Vallbona se realizó por un equipo conjunto que formaron el Gabinete Técnico del propio ayuntamiento, dirigido por el ingeniero técnico industrial Ismael Martínez, que se encargó de diseñar el proyecto, y la empresa eléctrica J. A. Marlínez Etayo, que se encargó de la instalación eléctrica propiamente dicha.
Cableado
En la instalación eléctrica de este moderno polideportivo de la Pobla de Vallbona , realizada por J.A. Martínez Etayo, S.L. de Valencia, se utilizaron cables del tipo Afumex 3 de 750 V y Afumex X de 0,6/1 kV. Estos cables por sus características en cuanto a la seguridad activa y pasiva contra incendios son los más adecuados para este tipo de locales de pública concurrencia, reduciendo de forma importante los riesgos de incendios así como sus posibles efectos colaterales.
Iluminación
En la cancha se instalaron 32 proyectores de 1.000 W y 28 de 2 x 400 W, aparte de un alumbrado de permanencia en todo el perímetro de la cancha y del correspondiente alumbrado de emergencia y balizamiento de las escaleras. Dentro de los vestuarios se colocaron pantallas estancas en la parte superior, lámparas de bajo consumo en los aseos y alumbrado fluorescente decorativo en las salas de usos múltiples.
El desarrollo de la instalación eléctrica comenzó por la colocación de los proyectores de las pistas con sus respectivos cuadros de maniobras y cableado. Posteriormente se realizó la instalación del interior del pabellón, de un centro de transformación, que proporciona una tensión de 380/220 V y una potencia de 250 KVA para todo el complejo del polideportivo y para finalizar las luminarias del exterior.
Evidentemente, y dado el uso de esta instalación por parte de un gran público, se cuidaron mucho los sistemas de seguridad. La instalación está protegida por un cuadro general para todo el pabellón, otro cuadro para la sala de calderas y el grupo anti-incendios, y otro cuadro más que gobierna el alumbrado de las pistas de tenis y el alumbrado exterior. Se instaló también un grupo electrógeno de emergencia para la falla de suministro de energía, y una batería de condensadores para disminuir la potencia reactiva.
Innovación
Pero uno de las aspectos más modernos de este pabellón es la colocación de un sistema inteligente mediante módulos del tipo «Simon Vips». Estos módulos inteligentes nos permiten la manipulación independiente de cada vestuario, almacén o alumbrado de la cancha. La ventaja que aportan estos módulos es que desde el pupitre central de conserjería se puede desconectar la instalación de agua y de luz de cada departamento (alumbrado, tomas de corriente, secamanos, y mediante una electroválvula se corta el agua). Esto es realmente útil para el mantenimiento de las instalaciones.
Pero dentro de cada vestuario se puede controlar aún más cada parte de la instalación, ya que se manipulan por detectores de presencia, omitiendo ya la clásica instalación con mecanismos. Otra ventaja que aporta es el encendido controlado de cada uno de los proyectores e incluso en los dobles se puede controlar cada uno de ellos independientemente.
Esto permite que en la utilización de los tres tipos de intensidad luminosa (entrenamiento, competición y retransmisión en color), se pueda encender cada vez un proyector distinto para la misma intensidad luminosa, produciendo el desgaste por igual de todas las lámparas. Además, se instalaron cinco extractores para la renovación de aire en la cancha, independientemente de la instalación de aire acondicionado que renueva el aire a temperatura ambiente en todo el polideportivo. Todo el pabellón de la Pobla de Vallbona se controla desde un panel sinóptico y un ordenador situado en la sala de conserjería desde donde se aprecia el estado del mismo.
Los primeros gimnasios del hombre
Cuando contemplamos un pabellón de deportes de reciente construcción, como fue el caso del de la localidad de Puebla de Vallbona, surge en ocasiones la pregunta de cuándo decidió el hombre construir recintos para cultivar su cuerpo. Para responderla hay que sumergirse en la misma historia del hombre.
Fue en la antigua Grecia donde los ejercicios atléticos adquirieron una importancia superior, tanto en el orden educativo como en el estético, el moral y el religioso. Para los espartanos, los deportes constituían un factor principal de educación; pero fue en Atenas donde alcanzaron el más alto nivel. La luminosidad de Grecia permitió que la floreciente época helénica destacase en forma tal que la belleza y la fuerza física se viesen hermanadas en un solo objetivo: el de la educación armónica, completa, del cuerpo y del espíritu, síntesis del hombre total.
Aparecieron así los famosos Gimnasios, que constituían una mezcla de clubs deportivos y de universidades al aire libre. Situados en las afueras de las ciudades, eran unos lugares poéticos, bellamente adornados con columnatas, fuentes, estatuas y jardines. Constaban de unos patios provistos de pórticos, en tres de cuyos lados había espaciosas salas para que filósofos y retóricos pronunciasen sus conferencias; y en el otro, vastas y luminosas estancias para los ejercicios atléticos, los baños y los masajes. Atenas poseía los Gimnasios de la Academia, el Liceo y el Ginosargo –éste para las mujeres–, y el Polimaion y el Diogimion, reservados a los niños. El Gimnasio era una institución del Estado donde se podía completar la educación cultural y física y convertirse incluso en olímpicos, es decir, en elementos que podían participar en los ya célebres Juegos Olímpicos.