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El Kempinski Resort Hotel Estepona abrió sus puertas al confort más exquisito de la Costa del Sol. 

Cables Pirelli estuvo presente en uno de los proyectos hoteleros más importantes y lujosos de Europa.

Descubrir a estas alturas la Costa del Sol no tiene mucho sentido para casi nadie en España. Pero en esta singular franja de tierra de 140 km de costa mediterránea y con una media anual de 325 días de sol, surgen de vez en cuando, como auténticos paraísos terrenales, complejos hoteleros que superan el mero concepto de lugar de paso que tienen estos establecimientos. Es el caso del Kem­pinski Resort Hotel Estepona, un ambicioso proyecto turístico que se llevó a cabo en esta localidad malagueña. El resultado final es un conjunto formado por un soberbio hotel de categoría 5 estrellas Gran Lujo, una zona de 89 apartamentos de alto standing en régi­men de propiedad y toda una serie de fantásticos servi­cios exclusivos. Pirelli Club quiso acercar a sus socios las características principales de un complejo de estas dimensiones, en el que, por supuesto, la instalación eléctrica que se llevó a cabo fue uno de los aspectos mas cuidados de la obra.

El proyecto del Kempinski Resort Hotel Estepona fue la representación de la con­fianza que el grupo alemán Kempinski tenia depositada en el futuro de la Costa del Sol. Este grupo se convirtió en una de las más importantes cadenas de hoteles de lujo del mundo desde que en 1898 abrió su primer hotel en Berlín. En 1998, y tras su alianza con el grupo hotelero tailandés Dusit Sindhorn Co Ltd. se convirtió en la única cadena de hoteles de lujo con una presencia activa en los mercados euro­peo, americano y asiático.

El reto de instalarse en la Costa del Sol respondía a la necesidad de establecer un complejo hotelero al más puro estilo mediterráneo. Y, evidentemente, Estepona reunía todas las condiciones. Las perspectivas eran tan interesantes que la inversión global de este proyec­to ascendió a unos 10.000 millones de pesetas, que la convirtieron en la mas importante en cuan­to a turismo que se había realizado hasta el momento en esta zona. Además, impulsó aún más esta población como destino turístico.

Así, se preveía que en un futuro cercano la ubicación de este complejo hotelero se convertiría en el centro físico de Estepona. También se generaron más de 200 empleos directos y muchos más indirectos. Las previsiones apuntaban que el hotel abriera al público el 20 de diciembre de 1998, y los aparta­mentos estuvieran habitables a partir del mes de abril del próximo año.

En total, la finca sobre la que se asentaba el complejo que conforma el Kempinski Resort Hotel Estepona tenía una superficie de 34.000 metros cua­drados, con 1.200 metros de linde con la playa.

El hotel tuvo la cate­goría de Gran Lujo y estuvo dotado de 150 habitaciones, un centro de negocios y sala de conferencias con capacidad para 250 personas, y 89 apartamentos de lujo de uno, dos y tres dormitorios, además de varios áticos de 300 metros cuadrados. Contó también con varios restaurantes especializados, un Club de Playa Tropical, un centro de salud y belleza, y un club de ocio con piscina cubierta climatizada y grandes piscinas exteriores con sus propios servicios de comida y bebida. En todo el complejo se prepararon jar­dines subtropicales con lagos, cascadas, palmeras y plantas exóticas.

El conjunto hotelero fue diseñado por el renombrado arquitecto Melvin Villarroel, auténtico especialista en proyectos que armonizan la construcción estilo mediterráneo con espectaculares jardines. Villarroel diseñó una línea arquitectónica que combinaba ese estilo latino con influen­cias del cercano oriente.

El lujo era evidente también en los apar­tamentos cuya construcción reflejaba un acabado y un equipamiento de la más alta calidad; suelos de mármol precio­so, aire acondicionado y calefacción controlado individualmente, televisión por satélite, terrazas con riego automá­tico, aparcamiento subterráneo propio, ascensores, vigilancia las 24 horas, espacios para almacenaje, equipos de pro­tección y prevención contra incendios, y mas.

Además, los propietarios de los apar­tamentos tenían a su disposición todos los servicios propios de un hotel Gran Lujo, que son verdaderamente exqui­sitos. En resumen, el Kempinski Resort Hotel Estepona combinaba lo mejor de dos mun­dos, como son la intimidad y tranquili­dad de la vivienda privada por un lado, y el lujo, los servicios y las instalacio­nes de un gran hotel de 5 estrellas por otro.

La seguridad, un aspecto clave de la instalación eléctrica

El complejo hotelero incorporó en su instalación cables Afumex de Pirelli

Al concluir definitivamente las obras en abril de 1999, la superficie global construida fue de 54.000 m2. Esto nos puede dar idea de la gran obra técnica que estuvo detrás de este proyecto. El proyecto de ingeniería fue realizado por la empresa Aguilera Ingenieros de Madrid y la compañía Master, S.A. de Ingeniería y Arquitectura, con sede en Barcelona, es la que se encargó de la gestión técnica, planificación y gestión económica de la obra.

Por su parte, la empresa Crespo y Blasco Electricidad a través de su delegación de Málaga, es la que llevó a cabo toda la instalación eléctrica del proyecto. Precisamente la instalación eléctrica se diseñó pensando principalmente en la seguridad, según comentaba Carlos Aguilera, Ingeniero de Proyecto de la empresa Aguilera Ingenieros. En unas instalaciones en las que se pretende que reine el confort y la seguridad en todo momento, la seguridad del sistema eléctrico cobra un papel prioritario.

Debido a la necesidad de disponer de servicio continuo, la instalación eléctrica disponía de dos acometidas de media tensión para dotarla de una mayor seguridad (doble alimentación con conmutación automática) con dos grupos electrógenos que alimentaban todas las cargas generales del hotel, con la excepción de los grupos frigoríficos e instalaciones asociadas a estos sistemas de filtración de piscinas y riego. De esta forma, en caso de falta de fluido eléctrico de la Compañía, se produciría el arranque automático de los grupos y su acoplamiento en paralelo. A partir de este momento podrían conmutar los interruptores automáticos red-grupo existentes en el cuadro general.

La potencia prevista para el hotel era de 3.000 KVA y de 800 KVA para los apartamentos. La estación transformadora propia del hotel contenía tres transformadores de potencia de 1.000 KVA cada uno. También se disponía de un sistema de gestión técnica centralizada que gobernaba las instalaciones de forma automática. De esta manera, las conmutaciones de las redes estaban distribuidas de forma que permitían suplementar cualquier fallo que pudiera producirse. Había un desglose de cargas realizado de forma que se aumentara la seguridad.

Asimismo, todas las habitaciones y apartamentos estaban dotados con el equipamiento necesario, esto es, con un cableado estructurado para instalación de voz, datos y sonido, de manera que pudieran convertirse en auténticas oficinas. PROFOAN fue la empresa encargada de realizar las instalaciones especiales y de contraincendios.

Cables Pirelli estuvo suministrando para este ambicioso proyecto cables del tipo Afumex, que por sus características contribuían a proporcionar una mayor seguridad a la instalación, ya que cumplían con las más exigentes normativas en cuanto a la seguridad frente al fuego, no propagación del incendio, y a sus efectos colaterales, como son: la reducida emisión de humos opacos y de gases tóxicos y corrosivos. De esta forma, la instalación eléctrica fue equipada con cables de 750 V tipo Afumex 3 y cables de 0,6/1 kV tipo Afumex X.

Asimismo, todas las canalizaciones son de acero o de material libre de halógenos.