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La exigencia de una mayor conciencia ecológica es cada vez más importante. En 1996, la política del Grupo definía las normas y principios que las empresas Pirelli en todo el mundo debían poner en práctica.

En junio de 1992 se celebró en Rio de Janeiro una reunión de expertos de países industriales de todo el mundo para reflexionar sobre la salud de nuestro planeta. Como colofón a las deliberaciones, el congreso emitió un dictamen oficial en el cual quedaba reflejado un nuevo concepto. el desarrollo sostenible, es decir, el equilibrio entre el crecimiento económico y la protección del medio ambiente.

La divulgación a escala mundial de las conclusiones finales de la conferencia hizo que la atención del público y de la industria se centrara en la necesidad de proteger el medio ambiente con renovada energía. Resultado de ello, es que muchas empresas empezaron a incluir en sus estrategias industriales programas de actuación que respetasen el medio ambiente. Muchos empresarios propiciaron la creación de este tipo de programas en sus empresas e hicieron un especial hincapié en que las asociaciones de sus respectivos sectores hicieran suyas estas estrategias.

Pirelli estaba preparada para llevar adelante este nuevo desafío. Durante mucho tiempo prestó su colaboración a los organismos nacionales e internacionales encargados de elaborar la legislación sobre temas de medio ambiente. El Grupo ya participó en el desarrollo de proyectos de normas medioambientales en tres comisiones europeas con base en Bruselas y fue miembro del Consejo Mundial para el Desarrollo Sostenible. En 1996, Pirelli llevó a cabo un proceso de sistematización de un conjunto de actividades que ya estaban siendo desarrolladas por parte de sus empresas filiales y, mediante la puesta en práctica de esta nueva política en todas las empresas, el Grupo efectuó una nueva contribución para la defensa del medio ambiente.

Esta nueva política incluía una «metodología sobre el ciclo de la vida» que determinaba el impacto que los productos del Grupo producían en el medio ambiente, mientras estaban en pleno uso y una vez éste finalizaba o, como ellos mismos señalaban: «desde la cuna hasta la sepultura».

En términos ecológicos, el mayor problema de los fabricantes de neumáticos para ruedas son los desechos no reciclables ya que se siguen produciendo en el mundo más neumáticos de los que se pueden reciclar. Pirelli participó junto con otras industrias punteras en proyectos de reciclaje de neumáticos a escala europea. En el sector de la industria del cable existe la misma sensibilidad ecológica. Se elaboraron proyectos con su posterior desarrollo y existieron otros para reducir el mínimo impacto ecológico que los cables de Pirelli producen en el medio ambiente.

Otro de los grandes factores a tener en cuenta es la prevención de la dispersión de sustancias potencialmente contaminantes una vez instalado el cable (un buen ejemplo de ello son los cables antiinflamables, que producen una cantidad mínima de gases tóxicos en caso de incendio).

Además, Pirelli se esforzaba por eliminar (o si esto no era posible como mínimo minimizar) los efectos negativos de la actividad industrial que desarrollaba mediante el estricto cumplimiento, cuando no mejora, de las leyes nacionales de los países donde el Grupo tenía sus centros de producción.

Entre los principales elementos de la política de desarrollo sostenible de Pirelli se encontraban la compra de materia prima reciclable, la utilización de las tecnologías más avanzadas en aquel momento y la relación comercial con proveedores y clientes con una gran sensibilidad ecológica. Por ejemplo, en la planta fibra óptica FOS (Fibre Ottiche Sud) de Battipaglia, Italia, que inició su producción en 1983, las emisiones de gases tóxicos a la atmósfera se redujeron hasta su total eliminación.

Lo mismo ocurre en las plantas industriales de más reciente creación. En 1996, la política de Pirelli dictaminaba que antes de que se llevara a cabo la construcción de una nueva planta se hiciera un estudio exhaustivo del posible impacto medioambiental. Cada estudio debía ser cuidadosamente realizado teniendo en cuenta todos y cada uno de los factores de relevancia: el tamaño de la edificación, la emisión atmosférica prevista, los residuos líquidos o sólidos, el impacto de la materia prima, el transporte de los productos acabados y del personal dentro y fuera de la planta, la producción y uso de energía de la instalación, y un largo etcétera.

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No hay duda pues que debían ser las empresas filiales las que desempeñaran un papel primordial, ya que esta política medioambiental debía llevarse a la práctica en cada una de las actividades que se desarrollaban diariamente. Si bien las normas generales de la política medioambiental del Grupo para el desarrollo de cualquier proyecto estaban definidas de forma estricta y rigurosa, tanto a medio como a largo plazo, era imprescindible que fueran los trabajadores de cada país donde opera Pirelli los que se encargasen de llevarlas a la práctica.

En las plantas existentes, cualquier nueva inversión o desarrollo tecnológico debería tener en cuenta los factores de tipo ecológico. Las estrategias más inmediatas que se llevaron a cabo incluyen la utilización, cuando fuera posible, de gas metano como fuente principal de energía y la continua mejora de los niveles de mantenimiento. La planta de producción de neumáticos para ruedas en Santo André, Brasil, era un claro ejemplo de lo que se podía conseguir gracias a una mayor dedicación al mantenimiento.

Fue la primera planta del Grupo Pirelli y quizás del mundo entero, donde se eliminaron por completo las fugas de carbono. La fábrica recibió una mención especial en la conferencia de Rio debido a la limpieza y blancura de las paredes de su planta de montaje. Este éxito se consiguió gracias a la colaboración de todo el personal de la fábrica, desde el más alto directivo hasta el más humilde de los trabajadores de la cadena de producción.

La adopción del TPM en todas las plantas de Pirelli también significó una contribución importantísima para la protección del medio ambiente, ya que el incremento de la calidad y la eficacia condujeron inevitablemente a una mejora del medio ambiente.

Una buena planificación anual fue también parte del programa. Todos los años, después de haber examinado las emisiones atmosféricas, el consumo de agua y energía y las características de los residuos líquidos y sólidos de las industrias, las empresas filiales de Pirelli emitían unos informes sobre los logros y deficiencias de cada planta en lo referente a los objetivos medioambientales marcados, además de un nuevo plan que determinaba los nuevos objetivos para el siguiente ejercicio. Los informes y los nuevos proyectos se remitían entonces al Director General del sector y al Departamento de Salud y Medio Ambiente de la empresa, quienes evaluaban su contenido, destacando tanto los logros como la rectificación de los posibles problemas.

En todo lo que concierne al medio ambiente, se debían repartir las responsabilidades a todos los niveles, desde los puestos de dirección de la fábrica hasta el último operador.

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En cada una de las fábricas de Pirelli había un especialista en medio ambiente, que tenía como principal misión ofrecer a los trabajadores todo tipo de información respecto a la correcta actuación sobre el medio ambiente. Además, el Departamento de Salud y Medio Ambiente de Pirelli tenía que proporcionar la ayuda necesaria tanto a la dirección del sector como a sus filiales para que tuvieran un funcionamiento ecológico correcto. El Departamento también debía establecer y desarrollar los contactos necesarios con las organizaciones científicas internacionales y fomentar el intercambio de información entre las industrias del Grupo.

Los directivos del Departamento de Salud y Medio Ambiente visitaron sus filiales en todo el mundo para comprobar la situación medioambiental «in situ» y plantear aspectos relacionados con el tema. La comunicación interna respecto a los asuntos medioambientales era muy fluida dentro de las empresas del Grupo Pirelli, hasta el punto de que cuando surgía algún problema en alguna de las filiales se consultaba con el resto para saber si habían tenido alguna dificultad similar y, si era así, cual fue la solución adoptada. Se propusieron entonces las soluciones más factibles y se comunicaban a todas las industrias del Grupo.

Consecuentemente, el compromiso de Pirelli con la protección del medio ambiente era parte fundamental de la filosofía del Grupo, partiendo de la premisa básica del desarrollo sostenido, cubrir las necesidades del entonces presente sin poner en peligro la continuidad de las generaciones futuras.

Sara Pizzitola, Milan

Decálogo empresarial para proteger el medio ambiente

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  1. Elaborar una política ambiental de la empresa y preparar un programa de actuación que defina:
    – Los objetivos a alcanzar en materia de seguridad y protección medioambiental de sus productos y de la producción de los mismos.
    – Los mecanismos internos que aseguren el buen cumplimiento de dichos principios empresariales (clara definición de responsabilidades que abarque toda la industria, organización adecuada, etc.)
  2. Diseñar productos y procesos que satisfagan su propósito de manera segura y con el menor impacto sobre el medio ambiente.
  3. Utilizar los recursos naturales y la energía de la forma más eficiente posible, tanto en el diseño, elección y funcionamiento de equipos y sistemas, como en los procedimientos de fabricación de los productos:
    – Utilizando energías renovables y materias primas reciclables.
    – Realizando un buen mantenimiento de las instalaciones.
  4. Reducir los residuos de toda índole (sólidos, líquidos y gaseosos).
  5. Aprovechar los subproductos y residuos.
    – Recuperar componentes y reciclar materiales cuando el producto haya finalizado su ciclo de uso.
    – Reutilizar ciertos productos dentro de las fábricas o sustituir por residuos algunas materias primas o combustibles.
  6. Eliminar de forma segura aquellos residuos inevitables, empleando la tecnología más avanzada.
  7. Autocontrol: someterse periódicamente a auditorías ambientales, internas o externas, para:
    – Evaluar la problemática ambiental, determinar medidas correctoras necesarias y ayudar a reformular la política ambiental de la empresa.
    – Verificar la eficacia del programa de actuación frente a la política ambiental definida y frente a los objetivos y metas marcados.
  8. Invertir en Investigación y Desarrollo (I+D) para permitir que la empresa mejore la capacidad de prevenir la contaminación, reducir los residuos y facilitar el reciclaje de productos.
  9. Proporcionar programas de educación y profesionalidad ambiental a todo el personal de la fábrica.
  10. Establecer una política de información abierta con el objetivo de comunicar al propio personal de la compañía y a la sociedad misma sobre los logros y sobre los problemas y riesgos residuales pendientes de resolver.

Vivían Gómez Royo
Licenciada en Ciencias Ambientales.